El análisis de los riesgos potenciales es el estudio desarrollado con el fin de determinar los riesgos mecánicos o físicos que existen o puedan existir, y los actos o acciones de las personas cuyo resultado podría ser un accidente o enfermedad de trabajo.
Los elementos fundamentales de la prevención de accidentes incluyen:
- Que se proporcione y mantengan condiciones de trabajo seguras.
- El empleo de procedimientos y métodos de trabajo seguros.
- El adiestramiento y supervisión de los empleados en lo que se refiere a conocimiento de procedimientos seguros.
Por lo tanto, deben establecerse los procedimientos seguros en lo que respecta al trabajo que ha de hacerse.
El análisis de los riesgos potenciales puede proporcionar la información que se necesita para eliminar causas de accidentes o riesgos a la salud de las personas que interactúan con la maquinaria y/o equipo, para que especifique las precauciones, el equipo, las herramientas y los dispositivos o condiciones que debe proporcionarse y/o usarse, y la base para procedimientos seguros para la operación que son necesarios en el adiestramiento, las instrucciones para el trabajo, y una supervisión eficiente.
El análisis de riesgos puede ser un instrumento de importancia para la formación y orientación de actitudes convenientes en seguridad.
Riesgos mecánicos
Riesgos en la maquinaria y equipo
La maquinaria y equipo en general se refiere a todas las maquinas que intervienen en el proceso de producción, y sus auxiliares que pueden presentar peligros intrínsecos como; filos cortantes, accesorios de gran volumen y peso, conexiones de equipo eléctrico peligrosas, etc. Y extrínsecos como; mal estado, falta de señalización de las características operativas, reglas de mantenimiento y mala disposición de las áreas de trabajo.
Las maquinas son peligrosas por naturaleza, están ideadas para efectuar un proceso de transformación de las materias y en numerosas ocasiones dañan a los propios operadores de las mismas. Sus elementos móviles tienen riesgos como son el caso de las correas de transmisión, poleas, cadenas y engranes.
Ahora bien, estableciendo el principio de riesgo derivado de la manipulación de las maquinas en general, deben considerar la obligación de que están reúnan los sistemas de protección más adecuados al tipo de máquina y al sistema de trabajo.
Las protecciones deben formar parte integrante de cualquier máquina en su etapa de diseño, teniendo en cuenta todos los factores ergonómicos o de cualquier otra índole relacionados con la misma consiguiendo una máquina tan segura como sea posible. La seguridad en máquinas nunca se puede confiar solamente a las prácticas de trabajo seguro, aunque estas sean esenciales. Donde exista riesgo los sistemas de protección son el único medio para evitar las lesiones.
La aplicación de los correspondientes medios de protección junto con la supervisión, coordinación, adiestramiento y constante atención del operario, son los condicionantes para una seguridad óptima en la utilización de máquinas.
Una persona puede lesionarse por una máquina como resultado de:
a) La proyección de una pieza de trabajo.
b) La proyección de los elementos de la propia máquina.
c) Entrar en contacto con una pieza de trabajo en movimiento de la máquina.
d) Ser enganchado y arrastrado como consecuencia de llevar ropa suelta.
e) Entrar en contacto con piezas calientes.
f) Superficies estáticamente cargados.
g) Puntos de operación desprovistos de protecciones; partes móviles, engranajes, poleas de guardas protectoras; transmisión mecánica, engranajes, ejes, correas, en general desprotegidas.
h) Motores eléctricos: hilos desnudos, motores sin hilo a tierra, llaves sin protección y otros.
Los movimientos de las distintas partes o elementos de una máquina son esencialmente movimientos de rotación, de traslación alternativas, o bien una combinación de estos. Dependiendo de la posición de sus diversos elementos, la maquina puede producir accidentes por atrapamiento o golpes.
El principio fundamental de protección es que las máquinas deben estar provistas de un dispositivo adecuado que elimine o reduzca el peligro, antes de que el trabajador pueda acceder al punto o zonas de peligro.
Este principio puede desglosarse en los tres siguientes puntos:
- El punto o zona de peligro, debe ser seguro por su propia posición o colocación de la máquina.
- La máquina debe estar provista de protección, que impida o dificulte que el trabajador tenga acceso al punto o zona de peligro.
- La máquina debe estar provista de un dispositivo de protección que elimine o reduzca el peligro, antes de que pueda ser alcanzado el punto de peligro o zona de peligro.
En muchas máquinas es imposible la aplicación de estos principios, por lo que las normas de seguridad para estar máquinas herramientas, suelen especificar medios de protección compatibles, tanto con su utilización como el adiestramiento de los operarios, en cuanto a métodos seguros de trabajo.
Para la aplicación de estos principios de protección, deberá de tenerse en cuenta los siguientes puntos:
- Diseño.
- Previsión Integrada.
Son las técnicas de seguridad aplicadas por el fabricante en las fases de diseño y construcción de la máquina; estas técnicas pueden ser:
a) Prevención intrínseca: Actúa solamente sobre la forma, la disposición, el modo de montaje, el principio de los elementos constitutivos funcionales de la máquina, sin añadir elementos específicamente concedidos para garantizar la seguridad.
b) Técnicas de protección: Incorporar resguardos y dispositivos de protección en aquellas situaciones en que no es factible la aplicación de técnicas de prevención intrínseca.
c) Técnicas de formación e información: Indican las condiciones en las que es posible un empleo de la máquina sin peligro.
Las herramientas, como auxiliares de las diferentes operaciones, presentan igualmente una serie de peligros, debido entre:
Diversificación excesiva, características y modo de empleo diferentes, herramientas de superficie cortante, que no presentan resguardos, falta de señalización de algunas de sus características de empleo; equivocado almacenaje y herramientas en mal estado.
Riesgos eléctricos
La electricidad, además de su gran utilidad como fuente de energía es potencialmente una importante fuente de riesgo. Por lo general el porcentaje de accidentes eléctricos es muy pequeño con respecto al total debido a otras causas, sin embargo, es muy alto el porcentaje de accidentes eléctricos considerados como mortales.
Cuando una persona recibe un choque eléctrico es debido a que una porción de su cuerpo pasa a formar parte de un circuito eléctrico.
La gravedad de un choque eléctrico depende principalmente de:
a) La intensidad de la corriente que pasa por el cuerpo.
b) El camino seguido por la corriente que pasa por el cuerpo.
c) El tiempo durante el cual la persona permanece en contacto con el conductor bajo tensión.
d) Tipo de corriente que se trabaje (alterna o directa).
Las recomendaciones que a continuación se mencionan pueden considerarse como reglas básicas que son de utilidad para disminuir la probabilidad de ocurrencia de riesgos de tipo eléctrico:
- Mientras se demuestre lo contrario, siempre se debe considerar que todo el equipo y circuitos tienen corriente.
- Cuando se trabaje cerca de cables y aparatos eléctricos, se debe manipular como línea viva cualquier cable o alambre, aunque aparentemente este suelto, procurando que al extenderse esté conectado a tierra.
- Se debe evitar al máximo que cualquier tipo de objeto caiga sobre los conductores eléctricos, a fin de evitar un deterioro en el aislamiento de estos.
- Procurar que los aislamientos de los conductores sean de una manera eficaz y duradera o en su defecto ubicar los conductores desnudos, de tal forma que sea inaccesibles (por ejemplo, detrás de una pantalla protectora u otro sistema similar).
- Instalar fusibles o interruptores automáticos, empleados para desconectar el sistema en caso de un cortocircuito o fugas de un conductor a tierra.
- Conectar a tierra las carcasas metálicas de aparatos, canalizaciones, así como las herramientas y equipo eléctrico que lo requiera
- Se debe evitar subir a postes que sostengan cables eléctricos a menos que la actividad que se deba realizar obligue a ello. En tal caso será realizada por personas capacitadas.
- Los pisos de los tableros de distribución o de control a fusibles para C.A. deben estar provistos de plataforma o alfombra de material aislante.
- Procurar alejarse prudentemente de los conductores caídos en el suelo e impedir que otras personas se acerquen a ellos.
- Evitar al máximo las instalaciones eléctricas provisionales y en el caso de que sea indispensable la implementación de una, esta debe contar con medidas de seguridad aceptables.
- Antes de energizar un circuito equipo hay que cerciorarse de que no haya personas u objetos extraños colocados en lugares donde pudiera ocurrir un accidente al efectuarse la maniobra.
- Procurar acercarse lo menos posible a conmutadores, interruptores u otras partes que pueden generar arcos eléctricos durante la preparación y manejo de los mismos.
- Cuando se vayan a realizar trabajos sobre circuitos o aparatos eléctricos, estos se deben desconectar de la línea de alimentación de tal manera que se interrumpa el flujo de la corriente.
- Evitar que personas ajenas al mantenimiento de las centrales, estaciones y subestaciones eléctricas, instalaciones telefónicas, etc., entre los locales de éstas a menos que cuenten con una autorización especial.
- Cuando sea necesario instalar equipos eléctricos adicionales no contemplados en el plano eléctrico inicial, se deben realizar las modificaciones que proceden para evitar sobre cargar la línea.
- Realizar inspecciones periódicas al equipo e instalaciones eléctricas por parte de personal capacitado.
- Siempre debe utilizarse el equipo de protección personal.
- Observar y cumplir al máximo las disposiciones señaladas en las Normas Oficiales en materia de Seguridad, así como del Reglamento de Seguridad, Higiene y Medio Ambiente de trabajo.
- Las instalaciones deben contar con medios efectivos para conectar a tierra todas aquellas partes metálicas del equipo eléctrico u otros elementos, que normalmente no conduzcan corriente y que están expuestos a energizarse si ocurre un deterioro en el aislamiento de los conductores o del equipo.
Riesgos químicos
Principios de Planificación de las emergencias químicas
Los principios teóricos empleados en la planificación en casos de emergencia son los elementos que constituyen el plan de contingencia, éstos deben ser considerados en el diseño de los planes de respuesta a emergencias en donde se involucren materiales peligrosos.
La importancia que tiene la planificación en casos de emergencia consiste en el desarrollo de una preparación que proporcione una adecuada respuesta en el manejo de accidentes químicos, con la intención de reducir los efectos nocivos que tienen los materiales peligrosos para la salud, el medio ambiente, la comunidad y los costos provocado a las propiedades, instalaciones, así como los que se derivan de las operaciones de limpieza del lugar donde ocurrió el accidente.
Los elementos que a continuación se discutirán son los pilares de un buen diseño de un plan de contingencias o respuesta de emergencia, aplicables a cualquier accidente causado por un derrame de materiales peligrosos, derivado de actividades de producción, consumo, almacenamiento o transporte.
Riesgos del manejo de materiales y sustancias radioactivas
Tratamiento de desechos radiactivos
Los desechos radiactivos deber ser sometidos a tratamiento específicos para ser dispuestos en rellenos de seguridad y confinamiento.
Si los desechos radiactivos tienen alta actividad, por ejemplo, dosis de terapia con Yodo-131, deberán permanecer almacenados convenientemente hasta que la actividad de los materiales acumulados durante 4 semanas consecutivas no exceda de 10 milicurios o 370 megabequerelios, luego de lo cual pueden ser eliminados. Los artículos contaminados con desechos radioactivos, que puedan ser reusados, deber ser almacenados en contenedores adecuados, debidamente etiquetados, hasta que la contaminación decaiga a niveles aceptables (0.1 microcurie /cm2).
Los desechos radioactivos, tales como: papel contaminado, vasos plásticos y materiales similares donde la actividad no exceda de 3.7 Kilo Bequerelios por artículo, pueden ser dispuestos en una funda plástica de color negro, como basura común. Las agujas hipodérmicas, jeringuillas y puntas de pipetas, descartables, serán almacenadas en un lugar apropiado para permitir el decaimiento de la actividad residual, previo a su disposición.
Una vez que el material decaiga a niveles inferiores a 3.7 Kilo Bequerelios, se procederá a retirar toda etiqueta que indique su condición anterior.
Los desechos radioactivos provenientes de hospitales o consultorios particulares, utilizados en el tratamiento médico de seres humanos, que no contengan Estroncio-900 emisores alfa, y, cuando la actividad no sea mayor a 30 milicurios o (1.11. Giga Bequerelios) por día, pueden ser incinerados.
Los restos de animales usados en investigaciones, que contengan radionúclidos de vida media superior a 125 días, serán tratados con formaldehido (al 2%), colocados en fundas plásticas y luego en recipientes de boca ancha, previo a su disposición final. Si estos restos contienen radionúclidos de vida media corta, a excepción de emisores alfa o beta, pueden ser incinerados.
Las excretas de los pacientes sometidos a tratamiento de radioterapia podrán ser normalmente dispuestas a través del inodoro con doble flujo de agua.
Toxicología industrial
La toxicología puede ser definida como la ciencia de los venenos o de las sustancias tóxicas, sus efectos, antídotos y detección, o bien como señala la Organización Mundial de la Salud: «Disciplina que estudia los efectos nocivos de los agentes químicos y de los agentes físicos (agentes tóxicos) en los sistemas biológicos y que establece, además, la magnitud del daño en función de la exposición de los organismos vivos a dichos agentes».
Se ocupa de la naturaleza y de los mecanismos de las lesiones y de la evaluación de los diversos cambios biológicos producidos por los agentes nocivos.
Toxicología ocupacional
En la última mitad del siglo diecinueve y durante el siglo pasado, el conocimiento de los efectos de la actividad laboral en ciertas industrias incurrieron en la manifestación de serias enfermedades y decesos ocasionados por la exposición a químicos peligrosos y agentes tóxicos bajo condiciones inseguras de trabajo; este es el campo de acción de la toxicología ocupacional, cuya disciplina aborda el estudio de los efectos nocivos sobre la salud del trabajador producidos por los contaminantes del ambiente de laboral.
Riesgos industriales para la salud
La industrialización del país, que empezó hace unos cincuenta años, se hizo sin planeación y sin conocimiento de los riesgos que las actividades industriales podrían significar para la salud de las comunidades cercanas. Tampoco había entonces -y en más de un sentido todavía no hay-un marco científico-técnico y legal que permitiera prever los riesgos y reducir los daños que pudieran causar dichas actividades sobre la salud y el ambiente.
Todo esto ha contribuido a que en México hayan ocurrido algunos de los casos más graves de América Latina en cuanto al daño a la salud por exposición a las sustancias químicas, incluyendo los resultantes de los accidentes químicos.
En general, los efectos nocivos para la salud por las deficiencias en la operación de las industrias son de dos tipos:
A) En el primero, la comunidad cercana está expuesta de manera continua a las emisiones dañinas no controladas de la industria que ocasionan efectos a largo plazo. Por lo común, este tipo de exposición crónica no causa en las personas daños inmediatos, pero, a través del tiempo, provocan efectos graves y, con frecuencia, irreversibles como son los que afectan los sistemas neurológico, inmunitario o reproductivo.
Por la naturaleza insidiosa y ambigua de estos efectos, suele ocurrir que la comunidad cercana a la planta esté expuesta por varios años, resintiendo y «acostumbrándose» a molestias aparentemente leves dolores de cabeza, garganta o estómago, insomnio, cambios de carácter sin quejarse. Esto continúa hasta que algún acontecimiento inesperado saca el problema a la luz pública.
Cuando, de algún modo los afectados obtienen pruebas de la contaminación ambiental o del daño a la salud, la respuesta oficial cambia: los datos no son suficientes, no son adecuados o, de plano, no sirven, porque no se hicieron siguiendo una metodología específica que, de entrada, es conocida sólo por la autoridad.
B) Pero no es la exposición crónica la única que puede causar daños; con frecuencia, también surge la combinación de una exposición crónica con una aguda causada, por ejemplo, por una fuga o una explosión. En casos como éstos, a la exposición crónica de las comunidades cercanas a la planta se superpone una de gran intensidad que preocupa temporalmente a las autoridades, pero no logra cambios duraderos en su actitud.
Si en los casos de exposición crónica, las autoridades reaccionan de manera automática, negando el daño y retrasando la posible solución, como si fueran tanto o más culpables que la industria causante del problema) en una exposición aguda -un accidente químico- superpuesta a la crónica, las autoridades toman un camino aún más cuestionable: tratan, casi literalmente, de «echarle tierra» al asunto pensando, quizá, que se trata de un accidente común, y que basta con quitar escombros, reparar calles, enterrar muertos y prometer a los sobrevivientes lo que sea necesario con el fin de que reduzcan sus protestas para que todo el asunto quede archivado y la sociedad se tranquilice.
Sin embargo, es probable que éste sea el peor error de las autoridades en estos casos pues; aunque puedan pasar años para que se manifiesten los efectos nocivos del accidente, el daño al ambiente circunvecino y la salud de los expuestos puede ser muy grave y, a veces, irreversible.
A causa de este error de manejo, algo que pudo evitarse ante las primeras quejas de la comunidad, se transforma en un proceso lento, difícil y muy doloroso para los afectados. Los resultados de estos casos prueban que las autoridades de ambiente y salud de México no están preparadas para asegurar que las actividades de la industria sean limpias y seguras, ni para lograr que estas industrias desarrollen un compromiso real con el cuidado de la salud y el ambiente.
Las autoridades de protección civil del país tampoco están preparadas para enfrentar los accidentes químicos que ocurren aquí con mucha más frecuencia que en otros países similares y, a juzgar por los resultados, todavía no hay quien pueda, o quiera, hacer un seguimiento epidemiológico adecuado de sus secuelas.
Aunque los resultados de la exposición de las comunidades a las emisiones tóxicas de la industria y a las consecuencias de los accidentes químicos son gran sufrimiento humano, enormes pérdidas económicas, problemas de contaminación ambiental de largo alcance e inquietud social creciente, poco se ha hecho en el país para prevenirlos, reducir su frecuencia y magnitud, estar preparado para controlarlos y, sobre todo, responder a las comunidades de una manera congruente con lo que nuestra Constitución estipula sobre la protección de la salud y el derecho a un ambiente sano.
La capacidad de las autoridades para controlar las emisiones de las industrias económicamente poderosas, como Peñoles, o para enfrentar un accidente químico de intensidad mediana es muy escasa y no guarda ninguna relación con las necesidades del país o el nivel de desarrollo de su industria.
Por otra parte, la capacidad científico-técnica oficial para asignar oportunamente las responsabilidades, detectar o comprobar el daño y apoyar eficazmente a las comunidades afectadas no ha sido suficiente, ni siquiera cuando la fuente de la sustancia nociva y los daños que ocasiona se conocen con certeza.
Peor aún, hasta el momento, las experiencias disponibles permiten afirmar que la capacidad oficial para proteger la salud y el ambiente de las comunidades afectadas por la emisión continua de contaminantes tóxicos o por la exposición a contaminantes por esta emisión continuada superpuesta con una súbita, es excesivamente baja y no es exagerado afirmar que es casi nula. Estos casos demuestran que sólo a través de la organización comunitaria y de su presión activa y continua, las autoridades podrán algún día dejar su actitud pasiva y empezar a corregir los excesos de las industrias.
Mientras las comunidades no se organicen, las autoridades no se moverán. Estos casos permiten verificar la desorganización y desinformación total de las comunidades-usualmente marginales social, política, económica y culturalmente en las que se ha asentado la industria en el país, y la ineficacia o inexistencia de planes oficiales para controlar eficazmente los riesgos que las industrias presentan para la salud de las comunidades vecinas.
Sin embargo, ante el cambio de administración cabe ser ligeramente optimista. Es posible que las nuevas autoridades comprendan la gravedad del problema y las muchas deficiencias que el país enfrenta para reducirlo; también, que dejen de actuar como si estuvieran protegiendo a una industria renuente a invertir en mejorar sus procesos y empiecen a comprender que también tienen una responsabilidad hacia la sociedad que votó por los cambios prometidos.
Las compañías trasnacionales son dominantes en la fabricación y comercialización de productos químicos y otras sustancias que suponen riesgos para la seguridad ocupacional y la salud. Estas empresas tienen una prolongada experiencia en el control de estos riesgos y han desarrollado importantes equipos de personal y procedimientos a estos efectos.
Con la tendencia a los acuerdos de «libre comercio», se prevé que el dominio de las trasnacionales se expanda, con una consiguiente disminución de industrias de propiedad estatal y de propiedad de capitales nacionales. Corresponde entonces considerar la importancia de las trasnacionales en tanto que estas industrias se expanden por todo el mundo, particularmente a países que tienen mínimos recursos disponibles para la protección ambiental y de los trabajadores.
Las trasnacionales han tenido históricamente una participación central en la migración de riesgos industriales. Es necesario analizar esa participación para llegar a comprender lo que pueden y deben hacer las grandes compañías para asumir la responsabilidad de promover una transición mundial hacia tecnologías sin riesgo.
El primer punto es la influencia de los intereses comerciales en las normas adoptadas con relación al contacto de los trabajadores con sustancias tóxicas en todo el mundo. Se tiende a considerar que los límites de los lugares de trabajo son límites máximos de contacto humano con sustancias tóxicas, y con frecuencia se recurre a ellos también para evaluar los riesgos de la contaminación ambiental del aire para la salud humana.
Hoy es ampliamente reconocido que estos límites se basan en datos y análisis insuficientes y que en gran medida fueron construidos por sectores económicos interesados, de maneras no reveladas a la comunidad científica.